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Padre educador

Que perspicacia la de ese padre que llevó a sus hijos al encuentro con el Papa para hacerles ver que no son bichos raros, que hay mucha gente que piensa como ellos y que no hay que tener miedo. Y es que la visita del Papa proporciona a los educadores una oportunidad inigualable para ejercitarnos como tales.

 

       
Juan Pablo II, educar desde la coherencia      

Él no nos transmite sufrimiento en el esfuerzo, muy al contrario: serenidad y paz de espíritu. No hace otra cosa que ejercer de Padre educador de toda la humanidad.

     

A veces, los católicos somos huidizos de nuestra confesión, ya sea a nivel individual o a nivel colectivo. La coherencia ejemplar del Papa es la que le hace venir a nuestro encuentro. Sólo es posible educar con el ejemplo coherente, cualidad esencial de un educador.

Estar todos llamados a la santidad, como insistentemente nos recuerda, no es otra cosa que proponernos ser cada día mejores. Y ¿acaso no es éste el objetivo de la educación? Pero cojamos cualquiera de los valores que últimamente están de moda. ¿El esfuerzo? ¡Ay si los educadores nos esforzáramos sólo la mitad de lo que hemos admirado recientemente en el Santo Padre! Los educandos se empaparían de lo que es el esfuerzo y percibirían las consecuencias que derivan para su beneficio personal. Porque Él no nos transmite sufrimiento en el esfuerzo, muy al contrario: serenidad y paz de espíritu. Pero ese domingo, en la distancia corta, pude percibir otras muchas cualidades que solemos enfatizar con el calificativo de valores. Voluntad, rigor, fidelidad, sentido del deber, comprensión y un largo etcétera de virtudes que destilan por todos los poros de este Hombre que no hace otra cosa que ejercer de Padre educador de toda la humanidad.

Y es que todo educador está llamado a ser un referente, un líder de sus educandos. El liderazgo de este Papa no es sólo una imposición divina, se lo trabaja día a día. Con su palabra y con su ejemplo, pero también con su presencia entre nosotros. Porque para educar hay que hacerse presente, hay que dejarse ver. En una sociedad tan deficitaria de lideres, no debemos olvidar que los padres tenemos que ser lideres para nuestros hijos. El ejemplo de este Hombre es contundente y apabullante.

Pero hay mucho más, con todo su ser nos está demandando que lideremos la sociedad civil, sin la cual no tiene razón de ser la democracia. La participación es algo de lo que no se puede inhibir un educador. ¿Qué nos está pasando a los padres católicos? Vitorear al Santo Padre está muy bien pero… quien tenga oídos que oiga.

 

 

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