Mis hermanos

No es indiferente el lugar de nacimiento que uno ocupa entre los hermanos. Ser el mayor tiene normalmente unas connotaciones que hacen apreciar lo cotidiano con una determinada perspectiva de responsabilidad. Soy consciente de que este hecho por sí mismo ha marcado ineludiblemente mi existencia. Estoy satisfecho de ello. Pero mucho más de mis dos hermanos que me acompañaron durante la infancia y hasta nuestros días. Ambos, extraordinariamente inteligentes, me han proporcionado recursos para ir consiguiendo la madurez.

Inmaculado me ha facilitado la capacidad de autocontrol y dominio. Al mismo tiempo me ha hecho ver lo necesario que es mantenerse libre de resentimientos que, junto con la disposición sincera al perdón, son elementos clave para mantener el equilibrio y la mesura.

Mis hermanos

Jesús es una persona buena. Esta bondad, junto a la prudencia, le permite salir airoso de las situaciones más comprometidas. Es además una persona “versátil”, que puede adquirir cualquier capacidad técnica que necesite para realizar el trabajo que se le presente. No es frecuente, llegados a nuestra edad, mantener con un hermano la relación tan estrecha que nos une a nosotros. Estoy orgulloso de ello y lo admiro profundamente.